domingo, 11 de septiembre de 2011

martes, 26 de julio de 2011


La clave es trabajar en BMW que te pagan bien para despues poder irte de vacaciones a la costa...

jueves, 9 de junio de 2011

 
 
Si es tan difícil ponernos de acuerdo,
                                                           será porque los cuerdos mandan en el mundo..


lunes, 6 de junio de 2011

Cosas que hacen feliz a uno

Juli, es mi janijá. Tiene 4 años, es muy genia y muy divertida.
Flor, es la hermana de Juli. Tiene 7 años y es muy genia.

Cuestion que yo me fui de campamento con el grupo de Flor. Cuando llega Juli al grupo el sabado, viene y me dice:
-"Me dijeron que te vas de campamento con mi hermana " Acompañado con una cara de incredulidad.
-"Si, es verdad..." Responde Tulio esperando una respuesta.
-"No quiero, yo te quiero a vos" Dice Juli como en un caprichito.
Me abraza y se me queda colgado del cuello diciendo "No, no no no"

La viene a buscar la madre a las 6, se me acerca y me cuenta:
(Ni bien llegue al club, me encontre con Juli y su familia y estuvimos charlando un ratito)
-"Juli vino y me dijo "Quiero que Tulio sea mi papa".

domingo, 5 de junio de 2011

viernes, 3 de junio de 2011

Trainspotting

Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor gigante. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud, colesterol bajo y seguros dentales.
Elige pagar hipotecas a interés fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos digitos. Elige bricolaje y preguntarte quién mierda sos los domingos por la mañana.
Elige sentarte en el sofá a ver tele-concursos que estupidizan tu mente y aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura.
Elige pudrirte de viejo cagándote y meándote encima en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos egoístas y hechos polvo que has engendrado para reemplazarte.
Elige tu futuro. Elige la vida...

Piedritas en la ventana

De vez en cuando la alegría
tira piedritas contra mi ventana
quiere avisarme que esta ahí esperando
pero me siento calmo
casi diría ecuánime
voy a guardar la angustia en un escondite
y luego a tenderme la cara al techo
que es una posición gallarda y cómoda
para filtrar noticias y creerlas
quien sabe donde quedan mis próximas huellas
ni cuando mi historia va a ser computada
quien sabe que consejos voy a inventar aun
y que atajo hallare para no seguirlos
esta bien no jugare al desahucio
no tatuare el recuerdo con olvidos
mucho queda por decir y callar
y también quedan uvas para llenar la boca
esta bien me doy por persuadido
que la alegría no tire mas piedras
abriré la ventana.

Mario Benedetti

lunes, 30 de mayo de 2011

Volar

El volar es un arte o, mejor dicho, un don.
El don consiste en aprender a tirarse al suelo y fallar.
Elija un día que haga bueno - sugiere - e inténtelo.
La primera parte es fácil.
Lo único que se necesita es simplemente la habilidad de tirarse hacia adelante con todo el peso del cuerpo, y buena voluntad para que a uno no le importe que duela.
Es decir, dolerá si no se logra evitar el suelo.
La mayoría de la gente no consigue evitar el suelo, y si de verdad lo intenta como es debido, lo más probable es que no logra evitarlo de ninguna manera.
Está claro que la segunda parte, la de evitar el suelo, es la que presenta dificultades.
El primer problema es que hay que evitar el suelo por accidente. No es bueno tratar de evitarlo deliberadamente, porque no se conseguirá. Hay que distraer de golpe la atención con otra cosa cuando se está a medio camino, de manera que ya no se piense en caer, o en el suelo, o en cuánto le va a doler a uno si no logra evitarlo.
Es sumamente difícil distraer la atención de esas tres cosas durante la décima de segundo que uno tiene a su disposición. De ahí que fracasen la mayoría de las personas y que finalmente se sientan decepcionadas de este deporte estimulante y espectacular.
Sin embargo, si se es lo suficientemente afortunado para quedar distraído justo en el momento crucial por, digamos, unas piernas espléndidas (tentáculos, pseudopodia, según el fílum y/o las inclinaciones personales), por una bomba que estalle cerca o por la repentina visión de una especie sumamente rara de escarabajo que se arrastre junto a un hierbajo próximo, entonces, para pasmo propio, se evitará el suelo por completo y uno quedará flotando a pocos centímetros de él en una postura que podría parecer un tanto estúpida.
Es éste un momento de soberbia y delicada concentración.
Oscilar y flotar, flotar y oscilar.
Ignore toda consideración sobre su propio peso y déjese flotar más alto.
No escuche lo que alguien le diga en ese momento, porque es improbable que sea algo de provecho.
- ¡Santo Dios, no es posible que estés volando! - es el tipo de comentario que suele
hacerse.
Es de importancia vital no creerlo, o ese alguien tendrá razón de pronto.
Flote cada vez más alto.
Intente unos descensos en picado, suaves al principio, luego flote a la deriva sobre las copas de los árboles respirando con normalidad.
NO SALUDE A NADIE.
Cuando haya hecho esto unas cuantas veces, descubrirá que el momento de distracción se logra cada vez con mayor facilidad.
Entonces aprenderá todo tipo de cosas sobre cómo dominar el vuelo, la velocidad, la capacidad de maniobra, y el truco consiste normalmente en no pensar demasiado en lo que uno quiere hacer, sino limitarse a dejar que ocurra como si fuese a suceder de todos modos.
También aprenderá a aterrizar como es debido, algo en que casi con seguridad fracasará, y de mala manera, el primer intento.

Extracto de "La vida, el universo y todo lo demas" de Douglas Adams

viernes, 27 de mayo de 2011

Aún una niña

Hoy se me mancharon los apuntes de la facultad con café.
Una mancha grande, redonda y amarronada descansaba sobre las prédicas marxistas del fin del capitalismo, ahí donde antes reposaba mi taza.
Me sentí grande, muy grande.
Pero esta sensación desapareció un momento después, cuando tuve que admitir que no era un auténtico café con leche dadas las altas dosis de Nesquik y azúcar que me vi obligada a ponerle para poder tomarlo.
No pude seguir estudiando y tuve que irme a jugar con mis muñecos.

martes, 17 de mayo de 2011

Te puedo decir algo?

Creo que estoy enamorado de la vida...

Giro sentimental - Leo Masliah

Hola, cómo estás. No esperaba encontrarte acá. Pero bueno, me alegra que hayas venido. Siempre tuve...una cierta simpatía por vos. Y podría tener más, si fueras un poco más simpática. El problema creo que está en tu boca. Sí, a ver, estirate el labio de abajo un poquito para la derecha. Ahí está. Una grampa por favor. Sí, ahí. Traten de fijarla bien. A ver, sonreíte. Sí, no está mal. Pero el labio de arriba esta muy grueso, rebajale un par de milímetros. No, tanto no, animal. Bueno, ponele un poco de cortisona. A ver, sonreíte. Fenómeno. Ahora levantá un poco la cabeza. Mucha pera, tenés. Tomá, pasate un poco de esto, vas a ver cómo te redondea. Después ponete crema, ¿sabés? Si no se te irrita. A ver, mirame. Tapate los ojos. Si, ¿ves? Ahora tenés una sonrisa interesante. Ta, podés cerrar la boca. Ponete de perfil que te quiero ver el largo de la nariz. Mmmm. Tomá, colocate esto, que te mide la profundidad de las narinas. Bárbaro. Te vas a tener que rebanar toda la parte de afuera del cartílago. Ahí va. Dale un poco más. Perfecto. Ahora dale un empujoncito al tabique. A ver de frente. Justo. Ahí. Sacate el pelo de la boca que no te veo bien. Che ¿a vos no te sobra un pómulo? Ah, no, está bien. Pero apretate el de la derecha un poco para adentro. El otro también, si no quedás muy chupada. Ahí está bien. Genial. Así me estas empezando a gustar. No mucho, pero...Mirá para allá, ¿a ver? Tomá, masticá este chicle que quiero ver cómo te queda la cara en movimiento. ¿Sabés que estás mal sentada? No, así no, ponete más en el borde. Juntá las piernas. Vas a tener que hacerte un injerto acá, porque no se te juntan del todo. Por ahí va bien. Che, qué caderas que tenés. Me parece que estoy sintiendo algo. Ah, no, creo que me equivoqué; hay que subirte un poco más la nariz. Pero no te la tuerzas. Servite, esto es para que te peles las cejas. Ahora dejátelas crecer pero hasta la mitá, nada más. No, te pasaste, retrocedé. Ahí, ahí está bien. Que mona. A ver ahora las orejas. Están bien, tenés lindos pabellones; hay que correrlos un poquito, nada más. Tomá, mirate en el espejo. ¿Tas quedando no? Creo que estoy sintiendo algo por vos, aunque todavía no sé qué es. Vení, acercate. No, tanto no, bestia. Dejame ver...date vuelta. Vas a tener que raparte, para poder poner este suplemento. Sabés que... estoy empezando a gustar de vos. Es extraño, nunca había sentido esto. Subí los brazos. Bajalos. No, hay algo mal, tienen que llegar hasta acá. Ah, no, es un problema de dedos, me parece. Tomá, probate éste. ¿Te queda cómodo? A ver, cerrá la mano. ¿Está bien? Bueno, recogete el pelo que te quiero analizar el cuello. Ah, no, no, esto está todo mal. Agachate. Vas a sentir un pequeño dolor, pero no te asustes que no es nada. Ahí está, perfecto. Se te notaba demasiado la yugular. Ahora dejate el cerquillo. Arrimate. Mordé, a ver. Cruzá los dientes que te tengo que ajustar el paladar. Ahí va, ¿ves? Ahora es otra cosa. ¿Sabés que me gustás mucho? Ah, no, esperá, quedate un poco quieta que se te torció el codo. Ponelo a ciento ochenta grados y tenelo así un ratito. Estoy un poco...confundido; creo que te amo. ¿A ver? No, todavía no. Siento algo pero creo que no es amor. Te quiero como amiga. Tomá, quemate esa verruga. No el lunar dejateló. No, mejor pasátelo para el otro lado. Mirame. Qué divina. ¿Qué tenés que hacer hoy de noche? No, esperá, te falta lijarte las rodillas. Te conviene doblarlas, así te das cuentas mejor. Bueno, está bien. Ahora tratá de adelgazar. De acá, sobre todo. Seguí. Dale un poco más. Creo que me estoy enamorando. ¿A ver? Mirame. Lástima tu color de ojos, pero no te los cambies, porque ya no serías vos. Yo te prefiero así, como sos.

Espantapajaros - Oliverio Girondo

No sé; me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso si! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!

Está fue -y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa. ¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado? ¡María Luisa era una verdadera pluma!

Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres… ¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. “¡María Luisa! ¡María Luisa!… y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte.

Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo. ¡Que delicia la de tener una mujer tan ligera…, aunque nos haga ver, de vez en cuando las estrellas! ¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes… la de pasarse las noches de un solo vuelo!

Después de conocer a una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay una diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo? Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando